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CORROSIÓN

Incluso la atmósfera normal reduce la resistencia a la fatiga de algunos materiales (en comparación con la resistencia en el vacío). Si la pieza trabaja en u ambiente corrosivo, la perdida de resistencia a fatiga es grave. En ambientes no corrosivos, los revestimientos a menudo rebajan la resistencia a fatiga de la pieza, pero si no su efecto es más favorable que desfavorable evitando que se creen puntos de corrosión y que puedan iniciarse grietas debidas a la fatiga.

Las grietas por corrosión progresan generalmente en dirección perpendicular al esfuerzo máximo de tracción y las cargas combinadas de corrosión y fatiga son más perjudiciales que una de ellas sola. Las tensiones superficiales residuales de compresión se oponen a la iniciación de las grietas por corrosión.

Cuando dos superficies que se tocan tienen una elevada presión de contacto y cuando estas superficies tienen un movimiento relativo pequeño (como en ajustes forzados, ensamblajes empernados y roblonados, hojas de ballesta, guías de cojinetes, conexiones hendidas, etc.) ocurre frecuentemente un fenómeno conocido como corrosión de ludimiento. Incluso en las superficies más lisas, una rozadura microscópica da lugar a que pequeñas partículas de metal se desgarren y oxiden. Esto también puede ocurrir por motivo de vibración en piezas de un ensamblaje. Resulta muy complicado encontrar la reducción de la resistencia que provoca este fenómeno, pero si la vida útil es poca (menor de 104 ciclos) podemos despreciar este fenómeno. Si las superficies en contacto tienen un esfuerzo residual de compresión mejoraremos su resistencia. Podemos lubricar y utilizar revestimientos sobre los materiales para reducir este efecto. El anodizado de las superficies de aluminio impide el ludimiento.